Congruencia vs. Incongruencia

Antes de saber si somos congruentes, primero hay que definir y entender esta palabra. La congruencia es esa sensación de sinceridad, veracidad y coherencia que sucede cuando nuestras “partes internas” están enfocadas a lograr un mismo objetivo, y que estas partes colaboran y trabajan en equipo a nuestro favor, obviamente esto nos impulsa a seguir porque sentimos en nuestro fuero interno que vamos por el camino correcto. Todo es fácil.


Dichas partes son nuestros valores, principios, hábitos, creencias, sueños, deseos, visualizaciones, etc., y pareciera que se funden para obtener un resultado. Seguramente, estas recordando esta sensación de logro en algún momento de tu vida.


¿Cuál es el resultado de esta congruencia? Simplemente, el carisma y la base sobre la que se apoya nuestro estilo de liderazgo, en palabras más familiares sería enseñar con el ejemplo o que tus actos reflejen tus palabras. Piensa en gente con carácter carismático, su característica más notable es su fidelidad a su palabra consigo mismo y con los demás. No necesitan de muchos discursos, pues sus acciones reflejan lo que predican, y su ejemplo es parte de su estilo de vida. Obtienen resultados.


Ahora veamos el otro lado de la moneda, la incongruencia es el mundo de las justificaciones y pretextos, del autosabotaje por un estado dividido, de indiferencia y pasividad. Cuando decimos “quiero, pero…” se vuelve una competencia donde nos tiran en distintas direcciones. Esto produce un desempeño pobre en el trabajo, en las relaciones personales y, por consecuencia, en nuestra salud. La energía se desperdicia en direcciones e intensidades distintas, por lo que lograr un objetivo es prácticamente imposible. La causa de la incongruencia es una lucha interna entre las partes, donde además el ego quiere sobresalir ante todo, por lo que genera inconsistencia y autoengaño.


Veamos algunos ejemplos: Un trabajador tiene la ambición suficiente para ascender en la empresa, pero no logra levantarse temprano para llegar a tiempo a la oficina y a diario justifica su falta de puntualidad. No hay congruencia.


En un asunto más personal, me han contactado al menos 15 individuos que desean entrar en el Reto de Independencia Financiera, en sus palabras cumplen con el perfil. Al pedirles una hora de su valioso tiempo para darles a conocer el proyecto a desarrollar sólo uno ha hecho cita, asistido (y unido al equipo). Por supuesto, debo excluir a la gente que no se encuentra en la ciudad, que son unos 6…, aun así los números no mienten.


Si pretendemos influir en los demás, la incongruencia nos hará ver poco sinceros, poco confiables, y hasta falsos. ¿Qué impresión daría un médico que trata problemas de peso cuando él mismo pesa 100kg?, ¿Qué opinarías de un miembro talentoso y entusiasta de tu equipo que al primer obstáculo renuncia al proyecto asignado?


Para ser más congruentes es necesario averiguar cuáles son nuestras prioridades, nuestros valores, nuestros principios y nuestras creencias; y así averiguar cuáles son nuestras intenciones reales:


  • Dejar de fumar o sólo rebajar el hábito.
  • Seguir en el mismo trabajo aburrido para tener un ingreso o buscar algo que me guste y que pueda desarrollar.
  • Seguirme quejando de todo y todos o aprender a razonar antes que reaccionar para tomar conciencia de tu responsabilidad.
  • Hablar sobre un cambio en tu vida o buscar oportunidades y desarrollarlas (acción).


Ser congruente no es una opción de un día, de vez en cuando, cuando nos acordemos, sino es establecer un estilo de vida las 24 horas del día de cada semana, es un compromiso con uno mismo. Para comenzar a construir dicho compromiso es necesario tomar acción, pues los conocimientos que tienes actualmente no son la parte importante aquí, sino hacer algo diferente, algo que “te mueva el tapete”.


Ahora, no es hacer una cosa, sino un conjunto de acciones que te lleven hacia tu objetivo. Realizándolas constantemente y hasta lograr tu sueño; cómo sabrás si ya estás cerca de tu objetivo, con evaluaciones periódicas que te faciliten la medición de esta carrera a la congruencia.


Cuando nos sentimos bien con nosotros mismos somos congruentes, pero si no estamos en equilibrio debemos detenernos y analizar la situación, para tomar acción. En internet y en libros de PNL (programación neurolingüística) tienes un mundo de información donde podrás encontrar ejercicios y técnicas para detectar tu congruencia e incongruencia, así como la forma de reforzar una y minimizar la otra. Aquí te dejo un ejercicio que un amigo me comentó hace tiempo:


Relájate y tomate el tiempo necesario para pensar en un área de vida donde no seas congruente. Tal vez no haces el ejercicio que sabes que te caería bien, quizá sigues soportando a ese jefe amargado, acaso reconoces que miras demasiada televisión, que te atiborras de comida chatarra o que mantienes relaciones personales desgastantes. Ahora piensa en TODO lo que estás pagando a causa de lo anterior, a nivel emocional, en tu salud, en tu economía, con tu familia, amigos y colegas, incluso con tus vecinos o la gente de la calle. Recuerda que todos pagan un precio por la acción de una sola persona. Piensa en el futuro e imagina las consecuencias que experimentarás en los próximos 2, 5, 10 años y más.


Veamos el otro lado, ya reconociste el área donde no eres congruente, tomas la decisión de cambiar y emprendes la acción, ¿qué ganarías?, ¿qué sentirías?, ¿qué pensarían los demás de ti?, ¿de quién eres modelo?, ¿cómo impactas en tu entorno?, ¿cuál es el mayor beneficio a corto plazo?, ¿y a largo plazo?, ¿cómo sería tu futuro?


ACTUA EN TU BENEFICIO, CAMBIA HOY


YO YA ESTOY EN MARCHA


"No hay más que una educación, y es el ejemplo"

Gustav Mahler

(Compositor y director de orquesta)

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